Te dejaré mis versos y el encanto
del mismo mar en que se mira el cielo.
Y encontrarás impreso en tu pañuelo
este soneto que te quiere tanto.
Sabrás que no te escribo cuando escribo
toda la magia que el laurel inventa,
y la misma poesía se atormenta
si el fulgor de tus ojos no describo.
Te dejaré mis versos y al encontrarte
llenaré el dulce reino de tu nombre
con el juglar que evoco ilusionado.
No quisiera pensar que al celebrarte
con la fama de un poeta de renombre,
me olvidara que nunca te he olvidado.
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