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Tus ojos se han desteñido…
ya no son verde esmeralda;
se te están tornando grises,
del mismo color de mi alma. |
¡Tan alegres como eran!
¡Tan alegres y risueños!
y ahora ¡cómo son de tristes!
de tanto mirarme en ellos,
de reflejar mis tristezas,
se te están tornando grises. |
Tus ojos se han desteñido…
más aún quedan, dulce amada,
destellos de Dios prendidos
en la luz de tu mirada. |
Del libro: Momentos Líricos
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