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Naciste cual Olimpo
en faldas de Turega.
En céfiros arrullos
y lunas de ilusión.
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En plantas cristalinas
del Zaratí risueño
y balsas siempre rubias
en juncales verdor.
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Los dioses te legaron
del cielo su alborada
del ruiseñor arpegio
y del rocío candor
y te dieron la orquídea
del espíritu Santo
y de ondinas encanto
bajo el inmenso sol.
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¡Sofre!
Oh Sofre eres mi encanto
la paz en mi quebranto
mi añoranza mejor.
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Sofre mi príncipe de selva
de aquel jardín ofrenda
relicario de amor.
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¡Sofre!, mi Sofre tan lejano
tan dueño de mi arcano
altarcito sin par
¡Sofre!, del indio rinconcito
mi Sofre tan bonito
Hoy te vuelvo a encontrar.
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Publicado en: Revista Lotería, Nº 390 – Julio-Agosto de 1992.
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