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(A la memoria de Heberto A. Martínez.) |
Te despidió la Vida con la loca
carcajada de histérica alegría,
y en el amargo rictus de tu boca
una dulce sonrisa se veía…
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Te fuiste en flor de Juventud, y acaso
como postrer dolor, fuese contigo
la cruel visión de ver armado el brazo
del que un día se llamó tu fiel amigo.
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Se hundió el acero entre tu pecho noble
Tú, que habías sido fuerte como un roble,
con una frase de perdón, caíste..
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Y al pensar en tu madre tan querida,
se entreabrió ante tus ojos otra Vida
donde la encontrarás…y sonreíste…!
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Del libro: Vibraciones
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