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La lluvia monorrítmica solloza
resbalando en los techos con pereza:
un cierzo penetrante que retoza,
mis cabellos sacude con rudeza.
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Recostado en el férreo barandaje
quiero escrutar la inmensidad sombría
y miro sólo luto en el paisaje
y hondas tristezas en el alma mía.
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Es hora de las tristes remembranzas,
de recordar las muertas esperanzas
que nos dijeron un adiós eterno.
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Ante el recuerdo de mi hogar ausente
en mi alma triste bajan lentamente
las densas brumas del helado Invierno…
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Del libro: Vibraciones
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