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Corre en mis venas con hervor bullente
sangre aborigen de linaje puro
y, en abundancia, mi cabello oscuro
orla bordeando mi espaciosa frente.
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Mas también fluye noble sangre hispana
por mis arterias, y me enorgullece
con un orgullo que jamás decrece,
ser indio-hispano dueño del mañana.
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Y soy un soñador que, tenaz, sigue
la órbita de luz de una quimera,
un soñador nostálgico que espera
ser dueño de ese sueño que persigue.
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Mi nombre encierra un simbolismo raro:
porque son “ígneas” mis pasiones locas
y firmes como las enhiestas rocas
del cantábrico mar. Y soy avaro
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porque el tesoro que mi raza austera
me dejó cual riquísimo legado,
con cuidadoso afán lo he conservado.
desde los años de mi edad primera.
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Y ese legado que del indio esquivo
he recibido, es un orgullo noble
que me hizo fuerte como enhiesto roble
que ante la lucha sabe ser altivo!
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Y no busco la Gloria, pues la gloria
con que adorna al Poeta el Vulgo necio,
con un gesto soberbio lo desprecio
porque sé lo que es: lodo y escoria!
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Por eso, porque soy de doble origen,
llevo en mi ser la dualidad extraña
que forman la nobleza de mi España
y el valor ancestral del aborigen.
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Y como soy un indio caballero,
a los pies de mi dama, la Poesía,
rindo mi espada con galantería
y mi arco y mi carcax de indio guerrero.
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Del libro:
Vibraciones.
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