El verano es alegre
como los muchachos cuando salen a jugar,
lo verde se hace cotidiano
como el saludo del vecino.
Los árboles saludan con hojas a las nubes
y la tierra decide acompañar al viento.
Muy temprano, los viejos se levantan para vivir más,
y el sol se va acercando como un cegato
a contemplar la imprudencia de las muchachas;
muy tarde, el planeta cansado de asolearse
se va caminando a la luna.
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