Una noche en la playa,
por Zoraida Díaz
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Golpeaba sin cesar la ola bravía
sobre la costa negra, oscurecida
y del viento el rugido parecía
los lamentos de un alma adolorida.
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La luna comenzaba a destacarse
por el ámbito negro de los cielos,
parecía en sus rayos eclipsarse
el brillo de sus lívidos destellos.
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Y yo contemplo, en éxtasis profundo,
el recio movimiento del océano.
Admirando su oleaje furibundo.
De Natura sublime el hondo arcano!
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¡Oh noche! En tu rebozo de negrura
pareces una virgen enlutada
semejas mi tristeza, mi amargura
en el fondo del alma sepultada!
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Del libro: Nieblas del Alma.
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