Son siete los años, largos como tiras de crespón
desde que Bastidas y Colón
vieron la tierra que es ortiga
que no es canela ni vainilla
y es esto y aquello
es.
Costas panameñas, atrayente Veraguas
novia recién elegida.
Diego de Nicuesa, Alonso de Ojeda
con imágenes colgadas al hombro,
el vértigo de la fama,
al canto de la conquista se bebieron el dolor.
Uno, atrae ochocientos hombres
morados grillos de mala suerte los esperan,
naufragio.
Atraviesan pantanos y playas ardientes.
No cierran los ojos,
hablan de almejas vinos y caballos
adentro el sentido que anuncia espectros,
sobre Belén y Nombre de Dios estallan jirones de arena molida,
son ahora un centenar sin arrogancia ni ropajes
anuncian la muerte tras la derrota.
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