Tú quieres la mujer porque te cuesta nada
Una simple palabra, la alegría clandestina
Boca sobre la boca cuando nadie nos mira,
La rosa que me das como beso en el alma
Venciéndote en el hoy cuando
anheloso llamas.
Nadie que lleve el cuento de la mujer prestada
yo soy la que me callo y me quedo guardada
Porque yo soy la esfinge sobre tu piel parada
Venciéndote en el antes que jamás olvidaste,
Y si ahora me olvidas es porque nada he dado
Tú tomaste quizás algo que fuera tuyo
Mas yo no lo entregué
Yo no he entregado nada
Y en mi se queda todo, tú te quedas como antes
Y yo te he vulnerado
Te ha herido este misterio de ninfa reposada
Que te dejó su cuerpo
Que se dejó cubrir.
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