A mi madre que forja la paz
en el aula de maestra cotidiana
¿QUE pájaro de luz o cielo abierto
han posado sus voces en tus sienes,
o qué amapola de dolor mantienes
acumulada en tu mirar despierto?
¿Qué sílabas de sueño en tu concierto
de luz has mantenido? Sé que vienes
por la corriente del recuerdo y tienes
para cada dolor un canto cierto.
Sé, madre, que en tu tímida corola
el rocío del alba te bautiza
con sus gotas de amor y de esperanza,
pero yo quiero amar tu voz tan sola,
tu dolor para el mundo que eterniza
el victorioso canto de la alianza.