 |
|
|
Poema para morir de pie, por Ramón Oviero
|
ATENTO,
completamente inmóvil,
mejor aún: lúgubremente tácito,
trasnochado, plural en sentimientos,
comes, paseas orgulloso,
sin un bolsillo alegre que te siga,
sin un zapato preciso que te calce,
sin un ojal pequeño que te mida.
Y aún sigues dando golpes a tu sombra,
mortal de altura y perpendicular de hambre.
|
Atento, henchidamente sobrio,
llevado por tu pie que no conozco,
tributario quizás o pélvicamente crónico
-pobre sufrido atolondrado-
te vas haciendo recibo de otra tumba.
Vas extendiendo
tu drástica, famélica figura
en muchos pasos repetidos.
Prosigues, lloras, te emocionas
de tu doble, te miras retroactivo,
bostezas incipiente.
|
Atento, meditando
tus días consecuentes,
persigues un mercado de olor meditabundo.
Te desnudas de tu sombra, te acuestas
pensativo en el hoyo de tu mano.
Escoges varios panes duros
de tu sueño, recibes un apretón
cansado y te saludo
con mi dedo meñique y mis razones,
¡y te sigo mirando doblemente en tu tristeza!
|
Del Libro: Aquí sobre esta tierra.
|
|
|
|
|
|
 |