Su verdadero nombre es José Iván Romero Jaén, nació en la ciudad de Panamá, el 29 de octubre de 1938. Hijo de José Romero García oriundo de Nicaragua y de Julieta Jaén López panameña nacida en la isla de Taboga. De su padre que era sastre-cortador, según cuenta el poeta, le llega su inclinación por las cosas sencillas, elementales, y su interés por la poesía ya que su padre era excelente declamador de los poemas de Rubén Darío y de otros poetas modernistas de América; de su madre que era educadora, logra sus primeros acercamientos, cuando niño, a las revistas didácticas y de aventuras, y a la literatura en general.
Egresado del Instituto Nacional, realizo estudios de Filosofía en la Universidad de Panamá. En 1961 fue miembro de la recién creada agrupación universitaria Columna Literaria, junto a figuras prominentes de nuestra literatura; los integrantes del grupo ofrecían recitales en escuelas, parques de la ciudad capital, y también lo hacían en el interior de la república, por ese convencimiento de que la literatura, y el arte en general, debían llegar al pueblo, y no quedarse en círculos elitista.
Durante sus años universitarios se vinculó al Frente de Reforma Universitaria. En esa época milita en el Partido del Pueblo, separándose luego de éste para militar en el Movimiento de Unidad Revolucionaria, con antiguos militantes del P.P. y otros revolucionarios.
Trabajó en el Tribunal Tutelar de Menores desde 1959 hasta el día que fue detenido por razones políticas en octubre de 1969 y exiliado a México. En este país inicia una nueva experiencia junto a otros panameños exilados por el régimen militar. Durante todo su exilio, colabora en distintos diarios del Distrito Federal como El Nacional, El Heraldo de México, Excelsior, El Día, El Sol de México, Novedades y distintas revistas.
En 1961 obtiene el tercer premio del Concurso Literario Ricardo Miró con su obra Los Golpes y Las Horas, obra que dos años más tarde aparece publicada en la Revista Tareas, dirigida por el Dr. Ricaurte Soler. En 1973 publica la Colección Pentágora, cuyas portadas fueron ilustradas por el famoso escultor colombiano Rodrigo Arenas Betancourt y donde aparece el poema TÚ EN UNA ISLA COMO UNA BRASA ARDIENDO, dedicado al dirigente revolucionario Floy Britton, asesinado por la dictadura militar, en la isla penal de Coiba en 1969. En 1977 obtiene el premio Ricardo Miró en la sección poesía con su obra Las Cartas Sobre la Mesa; viaja a Panamá a recibirlo, pese a algunas restricciones iníciales, y regresa a México donde sigue laborando hasta agosto de 1979, cuando el gobierno militar le abre las puertas a los opositores del régimen.
De 1980 a 1984, labora en el diario La Prensa como redactor y luego como jefe de planta, y encargado de la sección Revista, donde desempeñó una gran labor de divulgación cultural. Fue consultor de la UNESCO sobre patrimonio cultural de Panamá, editor de la revista Arte Visual (1985-1987) y Director de la Galería Ivaldi (1988-1989).
En 1990 asume la dirección de la Editorial Mariano Arosemena, donde realiza un ingente trabajo de publicaciones. En 1999 es nombrado Director Nacional de Publicación y Comunicación del INAC.
Algunos de sus poemas han sido incluidos en antologías como: Poesía Joven de Panamá, por la editorial Siglo XXI, y Poesía Rebelde de América de la editorial Extemporáneos, ambas editadas en México, en 1971. En 1977, la editorial italiana Giulio Einaudi Editore lo incluye, junto a Bertalicia Peralta, por Panamá, en la antología bilingüe Giovanni Poeti Dell, América Centrale del Messico e Delle Antille. En 1978, Editores Mexicanos Unidos lo incluye en la antología Poesía Amorosa de Latinoamérica. En 1990 edita, La Voz aún no quemada (Antología de la invasión) donde aparecen dos poemas suyos y poemas de Roberto López Moreno (Mexicano), y de Consuelo Tomás, Moisés Pascual, Gloria Young y Bertalicia Peralta.
También se desempeño como crítico de la actividad pictórica, y sus escritos fueron recogidos en sus obras Imagen y ritual en 4 pintores panameños (1992), Para Sentir la Pintura (1994), y Hablemos de pintura (entrevistas a pintores) (2000).
El poeta Revolucionario, Ramón Oviero, murió el 19 de octubre de 2008, después de una larga enfermedad.
Reseñas
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Ser escritor en Panamá, además de una aventura y una terquedad, es uno de los pocos oficios que se ejecutan casi con total desinterés, salvo excepciones, claro. Porque es un oficio por el cual recibimos pocos beneficios económicos, y casi siempre lo ejercemos por amor a la palabra, a la idea, y por ese afán de comunicarse que tiene todo ser humano. Dependiendo de tu posición política e ideológica, también es un riesgo.
Ramón Oviero, en el Libro: Ser Escritor En Panamá
(Entrevista a 29 escritores panameños al finalizar el siglo XX),
Por Enrique Jaramillo Levi
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En Torno a La Poesía de Ramón Oviero
(Fragmento)
Oviero no es un poeta clásico sino barroco de "expresión agresiva de una forma clara de independencia" de personalidad conflictiva, inmerso en el tiempo que le toca vivir, cuyo ambiente inseguro lo lleva a plasmar una poesía moderna en sus temas, de sabor a lucha, impotencia, rabia y pesimismo. No obstante, el tamiz analítico la agruparía como romántica en lo que ella tiene de vehemencia, angustia y soledad.
Son diversos los caminos que recorre su paso poético pero siempre se refleja en él una unidad armoniosa de fondo y forma fácil para el estudioso que comprende ese sentido estructural donde la propia existencia temática conlleva el deseo de dar mensajes y expresión de lo bello.
Sydia Candanedo de Zúñiga, en la Revista Lotería, nº. 303-304, de junio-julio de 1981.
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Portada de Aquí sobre esta tierra. Editorial Extemporáneos. Publicado en 1973.
DEDICATORIA:
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Dedico este libro a Julieta, mi madre, en quien siempre he conocido las lágrimas calladas, el corazón abierto y la mano amiga.
A los compañeros Belisario Gante, Herbert Quintanar, “chon” González, Floyd Britton, Félix y Elías González, Teodoro Palacios y “Chicho” Cubas.
EL AUTOR
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Aquí sobre esta tierra
(Introducción - Fragmento)
Su poesía seca, golpeante, combativa, no hace concesiones políticas ni formales. Irrumpe con rabia, con ternura, conceptualmente a veces, otras veces emotivamente, para darnos una de las voces más interesantes de la actual poesía panameña. Y también de América Latina, junto a cuyos mejores representantes se coloca Oviero por meritos incuestionables. Este libro, además, incluye poemas que fueron escritos entre 1962 y 1972, por lo cual nos entrega una secuencia cronológica de la evolución de la poesía del excelente poeta panameño, desde la voz lirica, tierna de los comienzos, hasta la voz ancha, dura, golpeante, de sus poemas más recientes.
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