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I
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Esforzado galán de la Esperanza,
a quien mi mente sin cesar invoca,
ayer rompí mi postrimera lanza
por sólo una sonrisa de su boca.
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Burlóme la taimada sin clemencia:
hoy mirando con llanto lo que dejo,
en el barco fugaz de la existencia
de la Cirse fantástica me alejo!
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En la lucha perenne de la vida
por una vaga sombra de quimera,
con rabia usé para vendar mi herida
el último jirón de mi bandera.
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Ya la voz de mi espíritu cansado
a gloriosos combates no me llama:
soy un obscuro paladín cruzado
sin Dios, sin ilusiones y sin dama!
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II
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En dulce perspectiva que me place
tiende a mis ojos el pasado un velo,
cual luz crepuscular que se deshace
sobre un pedazo del azul del cielo.
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¡Cuantas pobres imágenes sin brillo,
mas ornadas de rosas sin espina,
con ansiedad de soñador sencillo
nuestra mente allá lejos adivina!
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Yo que llevo en mis ojos el espanto
de la mezquina terrenal historia,
recorro solo y con secreto encanto
el mundo sideral de mi memoria.
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Allí el recuerdo su caudal renueva,
mientras el alma que sin fe resiste
en él con ansia y con deleite prueba
la enfermiza dulzura de lo triste.
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Marzo 1894.
Publicado en: Cuartillas, Número 2, San José, Costa Rica, 1 de abril de 1894.
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