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Cruza por los espacios siderales
la sombra de una nube muy ligera
y del rey invencible de la esfera
se oscurecen los vívidos fanales.
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Pero bajo las sombras invernales
fulgura, sin embargo, su lumbrera
como tenue y radiosa cabellera
recogida entre lóbregas cendales.
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Atravesando la penumbra, arroja
como una trasparente catarata
por todas partes su vivaz efluvio;
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Y, a sus manos de orfebre, la paneja
despliega su penacho, que remata
en un copete de cabello rubio.
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Publicado en:
Nuevos Ritos, Nº 50 de 1º de septiembre de 1909.
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