|
I
|
Al oro mismo soberano humilla
—copo de sol— su rubia cabellera
y difunde la rosa tempranera
la sangre de su tez en su mejilla.
|
Es su dulce mirar mariposilla
en veste de flamante primavera,
que en argentado vaso prisionera
cual sobre fondo de topacio brilla,
|
Dos hojas de la flor de pasionaria
son sus labios vibrantes, cuyo dejo
tiene ritmos de risa y de plegaria.
|
Canta y se agita con vivaz despejo,
y en medio de su risa tumultuaria,
retoza en ella el infantil gracejo.
|
II
|
Sobre revuelto lecho todavía
su semblante de frente reclinado,
corno en pálida cera modelado
busto de ángel dormido parecía.
|
Su mirada serena más sombría
al trasluz del fulgor cristalizado,
semeja un pajarillo sepultado
bajo los copos de la nieve fría,
|
Vagan sonrisas en su boca yerta
y está su faz inmóvil, mientras tanto
de misteriosa placidez cubierta,
|
duerme la niña con penoso encanto
y tan dormida está, que no despierta
¡ni al gemido dantesco de mi llanto!
|
Publicado en: Mis Versos
|