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Bajo el palio soberano
de tu larga caballera,
surge tu rostro de cera
y tu perfil circaciano.
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Con tu lindo tipo humano,
llena de pasión sincera,
serías dueña altanera
de un emperador romano.
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Y ante el brillo enervador,
de tus dulces ojos bellos,
y tu boca – roja – fresca -,
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Con oro de tus cabellos
le forma un marco el amor
al triunfo de tu belleza…
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Un pintor en porcelana,
bajo la gloria del día.
Tu belleza copiaría
y tu cuerpo de sultana
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Tu pelo de circasiana
resaltar con arte haría
el conjunto y la armonía
de tu altivez de pagana.
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Y después de contemplarte
el artista allí, de hinojos,
pensará que al adorarte,
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Gana su gloria arrebol;
porque la luz de tus ojos
vale más que la del sol…
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Publicado en: El Heraldo del Istmo, Año III, N° 58. Panamá, Mayo 30, 1906.
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