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Para El Heraldo del Istmo
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Cuentan que un Batallón casi vencido,
y muerto el Jefe en campo memorable,
un Capitán gritó: “A la bayoneta!”
con ronca voz blandiendo corvo sable.
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Refieren que con aire de espartano
asaltó con los suyos la trinchera,
y que murió venciendo al enemigo,
por su Dios, por su Patria y su bandera.
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Y que detrás de un corpulento roble
un cobarde oficial quedó escondido,
quien después de ese trágico episodio
usurpóse la gloria y fue ascendido
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Hoy ninguno recuerda la memoria
del héroe de aquel campo de batalla.
Por ese triunfo el oficial cobarde
ostenta sobre el pecho una medalla.
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Publicado en:
El Heraldo del Istmo, Nº 12 de 12 de julio de 1904.
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