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T'amo o pio bove
Carducci
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I
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Campo. La primavera. El sol levante.
Clámide de la noche peregrina
cual tejido de magia, la neblina
se deshace en la atmósfera radiante.
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Cortando el horizonte, que distante
describe su parábola azulina,
ondula en la planicie la colina
como plasmado lomo de elefante.
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Allí la casa y el bovino hato
del labrador robusto, que al empeño
de su labranza se apercibe grato;
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Y que esquivando el amoroso sueño,
al verde campo se dirige al rato
de arado y bueyes conductor risueño…
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II
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La tarde se adormece en la llanura;
rojizo el horizonte se destaca
bajo la luz crepuscular, ya opaca
en cada agrupación de la verdura.
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La vespertina claridad perdura,
fingiendo una labor de fina laca,
en el espacio cóncavo, que es placa
donde pintan las formas su hermosura.
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La noche se condensa en el contorno
del silencioso campo. De retorno
hacia la casa van con lento paso
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el labrador y sus pacientes bueyes;
y son, yunta y el hombre, únicos reyes
de aquellas soledades del ocaso...
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Del libro: Lejanías
Las primeras versiones de estos poemas fueron publicados en:
El Cronista, de 25 de Julio de 1908.
Nuevos Ritos, Nº 160, de 15 de Julio de 1915.
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