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Desnudas las carnes, la frente marchita,
con hipo vehemente que augura el furor,
un algo de insania, de angustia precita
que roe sus entrañas, la escupe maldita
en el lecho de sombras que arrulla el dolor.
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A golpe de básculas al suelo se vino
corona, renombre, esperanza y dosel,
y en báquicas noches ¡oh imperio mezquino!
contempla convulsa volar como esquino
tumulto los goces de espléndidos ayer.
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El canto sonoro de líricos mares
formó su epopeya con estro gentil,
con aguas de vida nutrió sus palmares,
auríferas venas abrió en los hogares
con fuegos divino, fecundo y viril.
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Allá por su infancia, a manera de encaje
la halló Vasco Núñez tejiendo un juncal;
Señora en las selvas, extraño era el traje,
llevaba en la frente muy rojo un plumaje,
y de tórridos frutos relleno el carcaj.
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Osaba a distancia mirar la fortuna
con vivas pupilas color de abenuz;
y vientos remotos con voz oportuna,
en horas solemnes de noches de luna
le hablaban de fuerzas, de glorias y cruz.
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El túrgido seno movió la esperanza
con símbolo magno de raza y valor,
y en el lecho sagrado de luz y bonanza,
en áurea cascada miró en lontananza
rodar todo el oro del bravo español.
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Sentada a la puerta miró somnolente
cruzar peregrinos más rudos que el mar;
le hablaban de zona metálica ardiente,
y edad califórnica vino fulgente
su anhelo de virgen esquiva a calmar.
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Y al vivo reclamo del Genio una noche
alzóse bizarra, modesta y feliz;
paseó de la aurora en el fúlgido coche,
del velo quitóse hasta el último broche
U al Genio le dijo: -- ¡Me tienes aquí!
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Más ¡Ay! Que la insignia profética, nueva
no pudo su mano inexperta portar;
quedóse la fiera sumida en su cueva,
sin numen al genio, sin manos la esteva,
de sueños gigantes tan solo un disfraz.
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Después la befa, el tedio, la turba y mucha
angustia en el alma sin leche ni miel;
mil gritos guerreros que atónita escucha,
con charcos de sangre, la trágica lucha
que negras señales han puesto en su piel.
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¡Ah! Ya como en lago de sombras se extingue
la áurea pompa, la dicha y ensueños y sol,
y en sordo horizonte que el alba le finge
levanta su frente simbólica esfinge
que guarda en su seno el futuro pendón.
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Publicado en: El Istmeño. 20 de julio de 1903.
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