Es lo admirable de la memoria,
de los sentimientos y las pasiones,
los que parecen intensos,
inextinguibles e imborrables,
bien pueden apagarse y desaparecer
sin retorno,
es por lo que hoy,
con asombrosa indiferencia,
percibo que tu recuerdo
se hunde en el insondable
abismo del no ser y del olvido,
vagamente me percato
de que tu imagen errante
ha abandonado furtivamente
mi memoria,
y lo ha hecho, para sorpresa,
cual fumarolas
llevadas por el viento.
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8 de agosto de 1993;
20, 21, 23, de noviembre de 1993;
8,11,12 de diciembre de 1993
Del libro: El Don de la palabra
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