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Ando solo, perdido en un mundo
de trémulas vaguedades.
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Sonámbulo, silencioso, nocturno, suspirante.
Preguntas sin palabras solicitan mi respuesta.
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Todo se me ha olvidado.
Hasta las manos me son extrañas
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Una rosa me encandila,
me recubre de ojos centellantes.
No sé qué decirle! No tengo nombre
ni para el jazmín, que, misericordioso y transparente,
me alarga su perfume.
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Algo se desviste, se desnuda en mi presencia.
Algo se me ofrece.
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Sigo solo, perdido, sonámbulo, silencioso,
nocturno, suspirante.
Un jardín se desmonta de mi espejo.
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Del libro: Voces y Paisajes de Vida y Muerte.
Segundo Premio Nacional de Poesía,
en el Concurso Literario Ricardo Miró. 1948.
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