Geisha polvoreosa,
mariposa de raudo vuelo,
de mirada insinuosa,
y de aterrizaje severo.
Anfitriona de visitas pasajeras,
y en cada una, tu mente viajera.
Luciérnaga de la noche,
que alumbras calles y senderos,
de pisos fríos y duros,
duros, como la vida misma,
germinando entre escombros,
como una flor escondida,
a la que le hace frente a la vida,
y se alza en su reto,
por sobrevivir, de los infortunios callejeros,
donde cada moneda,
su tronco endereza,
y al amanecer,
nuevas hojas nacen,
con cara de indescriptible tormento,
escuchándose el gemido,
de un doloroso lamento.
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