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Montañesa: tú que llevas
en el jarrón que corona
tu cabeza
una canción de agua clara,
lavas con ella tu cara
para borrar la tristeza?
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Qué tal si fuera de amor
la canción que te despierta?
(Habría en tu pecho una flor
y una aureola de candor
sobre tu mirada muerta.)
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Chola de talle profano
y de cabellera larga:
cómo vas sobre el pantano
con el sostén de tu carga!
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Tu risa va pregonando
la montaña que te apresa.
Mitad bruja, montañesa,
vas por los aires cantando.
(Y quizás, mitad princesa. . .)
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Cuándo dejas el sendero
que ha ensombrecido tus ojos
y te ha negado el lucero
que soñaron tus antojos?
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Habrá quién dé su tesoro
por tu piel dura y morena;
habrá quién muera de pena
por tu voz: cristal y oro.
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Más, quién logrará el milagro
de tu mirada traviesa!
quién fuera el cántaro añoso
de agua clara
que corona tu cabeza
para lavar mi tristeza
cual tú te lavas la cara,
montañosa. . .!
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Del libro: La Poesía de olor a Monte
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