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Amada, buenos días!
Hoy ha bordado el sol tu silueta temprana
en el turbio cristal de mi memoria;
hoy ha volado el pájaro con tu voz en el pico
y han abierto dos pétalos lo mismo que tus labios.
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Amada, buenos días!
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Voy aspirando absorto, el nardo de tu cuerpo
y a cada paso encuentro la seda de tus manos.
¿Qué distracción tendría el Hado que te hizo
que disolvió la esencia de la estrella en tu vaso?
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Cuántos sueños de artistas cuajados en tus ojos
y en el gesto melífluo de tus labios.
Cuántas noches de insomnio por tus palabras nuevas,
cuántos cálices vivos por regar a tu paso. . .!
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El sol está contigo, amada, buenos días.
La nube, el aire y todo presiente que tu existes
y por ti es armonía hasta el mismo silencio.
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Por tí la flor es fuego y es plegaria la brisa,
es el boscaje un canto
y se rebela el aire que acaricia tu cuerpo. . .
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Amada, buenos días. . .
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Del libro: Antología Poética
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