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"La vida es clara, undívaga,
y abierta como el mar".
Barba Jacob.
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Cuando se apague el mar no tendremos más gritos
ni tendremos más pájaros, ni huellas que añorar;
sólo del tiempo queda el polvo en los caminos
y el espejo bruñido de un cielo, más allá. . .
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¿Dónde se han refugiado los ayer, los suspiros,
tánto seno desnudo, tanto beso febril?
¿Será sobre la casta corola de los lirios
o sobre la onda trémula, de fósforo y zafir?
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¿Dónde estará el abismo cómplice de las sombras
cuando destila mieles de realidad el sol;
y donde el inconsútil capullo de las horas,
los contornos del alba, del goce y de la voz?
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Cada día que llega es un presente inútil
que vale más si lleva la antorcha del ayer.
Si de colores fueran las pisadas del tiempo
qué de iris en las almas y en las frentes tal vez. . .
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Pero todo es lo mismo. Sólo el tiempo pasado
se lleva el zumo amargo de lo que ansiamos ser.
La risa de las horas en los relojes gira
sobre pautas concéntricas, desdeñosa y cruel. . .
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Cuando de apague el mar no tendremos más gritos
ni más caminos fáciles para ir a soñar.
Sólo del tiempo queda el polvo en los caminos
y el espejo bruñido de un cielo, sin igual. . .
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Del libro: Antología Poética
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