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Moza de la sierra adentro,
moza blanca de la loma,
los que ignoraban tu gracia
sólo te llamaban chola
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Yo fui quien te dijo Paula
(nombre de euritmia piadosa)
cuando vibró por las calles
la agreste flor de tu sombra.
Los muchachos te seguían:
¡Chola, chola, chola, chola!
y tú vendiendo tus mieles,
tus verduras y tus ollas
con un andar de torpeza
sin calzados y sin joyas. . .
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En tus negras crenchas sueltas
clamor de corolas rojas;
en tu traje verde-oscuro
ausencia de encajes y orlas
y una sonrisa sangrando
sólo a un lado de la boca. . .
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Moza de la sierra adentro,
chola blanca de la loma:
cien ojos se hicieron flechas
siguiéndote hasta las frondas;
cien ansias se hicieron largas
y cien esperanzas cortas
al pretender el regalo
de tu frescura de moza
para hacer de tus ojitos
espejitos de las horas. . .
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Voy buscando en la montaña
el humo azul de tu choza;
tu ancha huella en el camino
y el eco de tu saloma,
para soñarte de nuevo
con tus mieles y tus ollas
seguida por el llamado:
¡Chola, chola, chola, chola!
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Del libro: Antología Poética
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