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Mi querida Marujita,
ya te habrá dicho mamá
que los males que me afligen
me han traído al Panamá. (1)
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Pero tengo la esperanza
de salir, a más tardar
dentro de un par de semanas,
y hasta allá no iré a parar!
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Mas para esto es necesario
que obedezcas a mamá
y tus notas en la Escuela
den orgullo a tu papá.
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Dime si estudias el piano;
y si has olvidado ya
“La Chanson de la Bergere”
que cantabas con papá
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y las preces que rezabas
cuando te ibas a acostar
se olvidaron? Pues entonces
te las volveré a enseñar.
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Sé muy buena, queridita;
el tesoro de mamá,
el amor de tus hermanos
y el orgullo de papá.
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y con esto me despido
de ti, ángel de la Paz,
por quien antes de acostarme
rezo, cual por los demás.
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Aquí un amoroso beso
con mi bendición te va
que desde el fondo del alma
de Ticol (2), te llegará.
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- El hospital “Panamá”, del D. Herrick.
- Contracción de “tía Nicolle” con que la llamaban sus sobrinos todos.
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