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Nace mi corazón estremecido,
grita al viento y al mar, enamorado,
llora en el caracol, atormentado,
con tristeza de niño adolorido.
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Surge muy de mañana en las orillas
de la playa encarnada, la marea,
y en mis delirios locos esa idea
por enlazar mi amor a tus rodilla.
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Si es que encadeno a ti mi ser entero,
si es que todo lo miro con su mente,
caminemos los dos por el sendero,
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unamos nuestro amor, este torrente,
avivemos las olas y el velero
para vivir muriendo eternamente.
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Del libro Una Rosada Estrella en la Vendimia, 1969
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