¿Dónde estás? ¿En qué climas amaneces
sin que te roce la ternura mía?
¿Llenas el calendario
sin reservar un cupo a la esperanza?
¿No germinó algún beso
entre los ascensores
por donde el alma sube hasta el deseo?
Aire imantado puebla las ciudades
que recorrimos juntos
hacia el adiós, que es siempre
la estación de llegada.
Tal vez he de morir sin reencontrarte.
Y mi palabra morirá conmigo.
Pero te he de esperar
hasta el último instante.