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¡Abril, Abril!...¡Tu sol, tu brisa pura,
tus níveos azahares y tu cielo!
¡La linda línea leve de tu velo
de desposada, juvenil criatura!
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En un mar de violetas, tu figura
-¡Oh fragancia de Abril, dulce desvelo
con caricias de pluma y terciopelo!-
se ha nutrido de mágica frescura.
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Te adoraré yo así, sereno, claro,
ahito de sol, brillante de rocío,
como lirio de luz, suave de aroma.
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Me embriagará de amor tu vino raro.
¡En el ánfora frágil de tu río
seré una estrella azul tras de la loma!
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Del Libro Sinfonía Jubilosa
en doce sonetos
(1944)
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