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Río abajo, tendida sierpe serpenteando,
como milagrosamente entre límites de agua,
entre agua verde y clara a veces como agua,
raro vapor que sube a tronco y tumbo,
raro vapor de agua disuelto brevemente.
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Río abajo, tendida sierpe vas saltando
de ti a ti continuamente,
cuidadosamente; vas vibrando
a todo lo largo, del comienzo al fin
y nada te importan vecindades disueltas,
ajenos tumbos, piltrafas tendidas,
horrorosas penas destrozando
los caminos sin límites del alma.
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Nada abajo, en fin, río solitario,
nada abajo, en fin, hacia la nada;
nada podrás salvar de tu corriente,
en ti van directamente hacia tu fin.
Y allí, directamente, envuelto en luces encerradas
como ocres, como negros, como angustias,
como horas perdidas de un color perdido,
nada de ti permanece o pasa;
es un pasar que queda y se disuelve,
es la imagen del tiempo que han vivido
tantos hombres y seres y animales
en la costra del mundo en soledad y angustia.
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Rió abajo, tendida sierpe serpenteando,
rió solitario, abajo vas saltando,
de ti a ti continuamente,
como milagrosamente entre límites de agua;
cuidadosamente vas vibrando,
envuelto en luces encerradas,
como negros, como angustias,
como almas,
horrorosas sierpes destrozando
los caminos sin límites del alma.
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Del libro: Imágenes del Tiempo. 1968.
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