¡Qué así lo entiendan en la Casa Blanca
los senadores y los matarifes
del lúgubre Pentágono y los lameculos que atizan
la lumbre donde el hambre y la injuria
convierte a los patriotas
en guerrilleros!
Ninguna fuerza ha de abolir por siempre
el esplendor humano,
su intensidad indestructible, sin que ello lo malogre
la USA que se cree dueña del mundo y sobre todo
del hombre que su brazo alcanza.
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