¿Dónde están los antiguos poderíos
que fincaron sus tronos en la fuerza
del acero? También los eslabones
que aprisionan son duros
de romper y no obstante,
sobre el metal sólo perdura
la rabia contenida
que se agolpa en las sienes
del apacible torturado.
¿Qué bien lo aprendan los torturadores
de hoy, quienes torturan con dádivas y besos!
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