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En el día de su Boda
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Vas a dejar tu nombre de soltera
para llevar el de tu amante esposo,
vas a ser la adorada compañera
de un corazón honrado y generoso.
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Vas a dejar el nido en que naciste,
que las olas del mar acariciaron,
la solariega casa en que naciste,
las lindas conchas que tus pies besaron.
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Mudas quedan las cuerdas del piano,
triste la casa que alegrar sabías,
y tus amigas buscarán en vano
a su Angelina de pasados días.
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Vas a dejar tu juvenil ropaje
para ceñirte la nupcial corona:
mañana cambiarás tu lindo traje
por la bata sencilla de matrona.
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Lleva esa bata sin orgullo vano
que la ternura y la bondad te sobre
y enjuga cuando puedas con tu mano
la entristecida lágrima del pobre.
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Amar y ser amada es la ventura,
que es el amor emanación divina
la dicha más completa, la más pura
es unirse dos almas, Angelina.
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Cuida tu dicha, riega con empeño
de tu hermoso jardín, las gallas flores,
que vele siempre tu tranquilo sueño
el ángel protector de los amores.
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Serás dichosa, pues quiso el destino
colocar a tu paso un caballero
que apartará con su ternura y tino
los abrojos que encuentre en tu camino.
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Sé feliz, Angelina, sé creyente
el amor es la dicha, la esperanza,
nunca las penas nublarán tu frente,
con amor y con fé todo se alcanza.
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Hoy quise dedicar un pensamiento,
una flor, un recuerdo para ti,
que allá en la soledad de tu aposento
te hiciera alguna vez pensar en mí.
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Y en mi muerto jardín, marchito y solo
esta flor encontré para ofrecerte:
perfuma tu recuerdo su corola
y te lleva mi voto por tu suerte.
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Nicaragua, 8 de Septiembre de 1904
Del libro: Hojas Secas. 1927
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