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Para Mauricio Díaz G.
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El mar --boxeador rápido--
tiene de pun
chin
ball
a los barquillos inquietos.
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Con la toalla del viento,
la tarde frota el cuerpo
sudoroso del bóxer.
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Los edificios --fanáticos del ring--
contemplan apiñados
el gran entrenamiento.
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(El muelle cuchichea
con un vapor que fuma)...
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Y un aplauso de ola,
hace empinar la torre
con el reloj en mano
para llevar el tiempo.
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Chiquillos vagabundos,
los pájaros marinos
se cuelan por el techo.
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Del libro: Kodak. 1937.
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