Vayamos a soltar
las pálidas manos
y coloquemos una historia
en la esperanza.
Ya los caminos
tomaron
la cálida ternura
de todas las noches.
Tendió el campo
—como caricia—
algo más
que una corriente de palabras
y ha deslizado,
junto a la fuerza que me mueve,
una sombra
que ya es falsa.
Del libro: Deseos, nunca realidades. Premio Universidad 1981.