Uno.
Combino las aguas
de todo este mundo
y no veo más que la pausa
sombría de sus giros.
Dos.
Los legendarios sueños
rompen las cadenas
y el espacio va sintiendo
su imagen en el mundo.
Tres.
Entre tanto,
las manos elevan
un haz de caprichos escondidos,
la sola vida se encauza
en todas las esperas,
ordena el día sus partículas
y las estrellas
le recogen su pasado.
Del libro: Deseos, nunca realidades. Premio Universidad 1981.