Las voces
se fueron apagando
callaron los himnos
los gritos ahogados
famélicos ayes
por el hambre gastados
y el arquitecto espectral
dolor dibujando.
Por los caminos buscaba
el patio soleado
los viejos caserones
que un día habitamos
la dirección ya perdida
que nunca encontramos
sólo la calle lejana
los niños con ojos cansados
siempre la misma miseria
pues nada había cambiado.