Hago una promesa necesaria:
Nunca volveré a dejarte sola.
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Eres perfecta,
Hermosa como una gaviota con insomnio,
Dulce como el golpe en la costra de la herida.
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Prometo respetarte por las tardes,
Por las noches,
Cuando azoten al país los temporales;
Amarte en tiempo de carencia,
A tiempo completo.
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Prometo no enojarme contigo porque el dinero se acabe,
Compartir contigo más de la mitad de mi plato
Si no hubiera para comprar dos,
Pues hoy el arroz y las cebollas están cada día más caras.
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Sin ti estoy en bancarrota,
Eres mi chequera;
La que me alumbra en las tardes lluviosas,
La que me alimenta a la hora de la espera.
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Sin ti el paraíso se aleja un kilómetro por segundo.
El infierno se enfría cada minuto.
Mis gritos se ahorcan como el algodón de azúcar
En medio de un circo,
Las dagas de tus ritos matan mis sueños
Cada vez que los peces saltan para morder las nubes.
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Mujer de otro mundo,
Prometo respetarte y adorarte como un símbolo perpetuo
De mi sangre y de mi carne.
Venerarte como símbolo sexual,
Como ninfa de mis relajos,
Como ama de mis locuras, de mis extravíos.
Quiero aprender el protocolo de degustar tu boca
Tus delicados pezones, y tu clítoris.
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Quiero reposar en la mano de dios,
Balancearme en el columpio de sus dedos,
Y cada hora abrir los ojos y echarte una mirada alegre,
Un guiño de atrevimiento, de ternura;
Esculpir tus caderas,
Hundir mis dedos en tu pubis
Para exprimir un poco de líquido vital.
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Prometo entrar a la escuela del amor,
Comer sobre tus manos blancas,
Evitar abollar tu nariz perfecta cuando te bese.
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Prometo cumplir con mi promesa:
Amarte con este corazón mío lleno de goteras;
Este corazón que es un como un globo lleno de aserrín,
Un igloo lleno de cubitos
O una pecera repleta de canicas.
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También prometo enlazar mi corazón
Con una cuerda delgada,
Cuyo extremo ataré al dedo pequeño de mi pie izquierdo.
Así sabré si algún duende con insomnio
Te haga danzar frente a la ventana
Observes entonces en la acera de tu calle
mi corazón moribundo
y decidas descalza caminar
hasta tirar lenta y sutilmente de la cuerda.
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Publicado en: Maga, Revista Panameña de Cultura, N° 64, cuarta época, julio-diciembre 2009.
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