Y como para mí fue ley el amarte.
Ley eras. Y en la ley estar indica
poder soltar el cinturón de enlace.
Con que el destino a este sol nos
libra.
RILKE
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1.
Quiero drenar la sangre tormentosa
de aquellas horas sórdidas del beso,
terrible larva, tierna mariposa,
que con tu vuelo libras mi embeleso.
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2.
La niebla siempre cubre tus colinas
y pueblan tantos cuervos en tus bosques
cantando raras, sordas sonatinas
que negros lobos temen tus enrosques.
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3.
La noche pierde surcos de luceros,
suavemente disipa tu negrura;
cavilan muchos búhos agoreros
que se alejan con cantos de amargura.
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4.
De lo profundo suben los aullidos
como un tropel de bestias desbocadas
dejando cuerpos negros y tullidos
sobre un campo de vidas masacradas.
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5.
La lluvia cae ardiente a tus espaldas,
ascienden torbellinos de vapores;
muchos pinos se aferran a tus faldas
como sombras pidiendo tus favores.
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6.
La noche vaga turbia y licenciosa;
con ruidos susurrantes va corriendo.
Extiende su vestido, va incestuosa
con los gnomos que vino están bebiendo.
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7.
Muchas almas, sedientas en el bosque.
Vagando tristes, andan temblorosas
en busca de la lluvia a soto voce
porque las hiere el fuego de las fosas.
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8.
Las momias que se acercan en verano
llevan velos azules en la cara;
resurgen con sus vendas en la mano;
quisieran que la luz las perdonara.
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9.
Dejaremos que suenen dulces cantos
que devoren la cárcel de corales
y las aguas la cubran con sus mantos
compartiendo los fondos abismales.
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10.
Suaves plantas disgregan nuestros signos;
Hay mieles que destilan las estrellas,
--la rosa tiene pétalos malignos--
su polen envenena tus querellas.
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Del libro: Escritos sobre el anochecer temprano y otros poemas.
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