Todo llanto se habrá oxidado. |
su rodilla. |
Yo hallaré la tarde nombre |
que le robaron. |
Entonces pensé en el tigre |
Pensé en sus patas misteriosas |
Le propuse que me dejara seguirle |
que debimos conocer unidos. |
Mas el tigre me llevó a nuevos lugares |
juntos, nuevamente, crecimos. |
El tigre es el paisaje eterno; |
Más que las piedras. Que las manos rotas |
El tigre avanzó despacio. |
No tuvo prisa cuando le sobrevolaron |
Sin embargo, levantó los ojos una sola vez |
siguió su camino |
Animal volviendo |
Un compañero |
que pasan volando |
en otoño. |
Publicado en: Revista Lotería, Nos. 270-271, agosto-septiembre, 1978. |
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