Caminé con la mano metida en una puerta,
uno, dos algodones fumigaban el cáncer en la acera.
Y después, más que nunca, me sentí solitario,
como aquellas palmeras recibiendo brisas
de caracoles pálidos.
Y caminé, sí, y compré unos jacintos
sobre un jarro de estrellas,
pero la soledad me arrugaba toda la sonrisa.
Julio 12, 1965, Tunastral, México, N° 60.
Publicado en: Producción Tobango.