Esta noche tengo ganas como de morir, es triste;
ha llovido sobre todas las calles
y tengo los zapatos mojados.
No sé, en estos días estoy un poco raro;
me siento como una guitarra pequeñita y con un cerro de
(hojas secas
cubriéndome los ojos.
También me parece como si hoy pudiera
encontrar la razón de mi ruta, de los gritos apagados,
como si el cielo fuera de plata
y toda la nostalgia se fuera clavando como una enredadera
sobre la cerca de mi casa.
Y después de eso, no sé;
es posible que ya nada pueda importarme.
Quizás algunas palabras revienten como olas sobre mis oídos,
pero no importa, qué puede ser;
es la verdad que ha cruzado la rivera
y los ciruelos se bañan en el cielo bajo la lluvia púrpura
(de espíritus rebeldes.
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