Escucho a mi madre hablar de su muerte
como quien habla de la casa en que habita
y uno a uno va describiendo la forma
del comedor familiar, de la sala
de lectura, de un patio pequeño...
Estoy en el umbral de su puerta.
Me ha invitado a entrar con insistencia
pero no sé si deba hacerlo.
Siempre he sido un mal huésped.