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Aunque te vayas, cual se aleja una ola;
aunque te pierdas, como un ala al viento,
en mi vivir siempre serás la sola
mujer que esclavizó mi pensamiento.
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Como el lucero tras la reja oscura,
como la rosa que al otoño ensalma,
fuiste un toque de luz en mi pavura,
fuiste un soplo de abril para mi alma.
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Cuando te aturda el mundanal barullo,
cuando te busque sin poder hallarte,
sumido en ti broquelaré mi orgullo,
y si yo caigo... me alzaré al pensarte.
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Donde tropiece mi errabunda planta;
donde me encuentre, de dolor transido,
será mi numen tu palabra santa,
balsamarás mi corazón herido.
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