Mira que los vecinos han callado de pronto
esperando tu aviso
tu alegría
Mira que floreció la palma enana,
reventó el saril,
sangró el cundeamor.
Ya no suenan los teléfonos.
Ya no se oye abusadora.
Publicado en: Revista cultural lotería No. 406 (marzo-abril 1996)