Acepto que la muerte impuso condiciones
viajó como dardo hasta el centro del mapa
cayó como rayo dos veces sobre la misma
piedra
dos veces / sobre el mismo ombligo
|
No renuncio a la vergüenza
porque sé que somos inmortales.
|
Cualquiera puede morirse ahora
quemado por el láser del coraje
morirse / de vergüenza
ahogado
mudo
cegado por el miedo
morirse de mentira
o muerte natural
acostado
o de pie
junto a la mujer que nos entristece y amamos
infinitamente
herido por cuchillo de palo
cagado por mil pájaros extraños
de asalto al corazón
de asalto a los cuarteles
|
corriendo triste de cebolla
porque la muerte cayó como del cielo
se empantanó en las aguas cansadas de la
noche
esta oculta todavía en las calles
oculta en el corazón
la respiramos
está cerca
nos toca en las madrugadas
salta de pronto entre café y café
|
porque es mucha la muerte acumulada
abonada tierra negra
cuidada con esmero
y señalada con decoro en cuadernos oscuros
disimulada
disfrazada con números
enmascarada
|
No renuncio a la vergüenza
porque sé que somos polvo.
|
Hemos envejecido diez años luz
ahora / de pronto
desde el veinte
todo nos duele
las noticias
los amigos
el silencio
pobrecito país
la sombra y
los sombreros
los muertos.
|
Se nos han roto todos los huesos
todos los ojos han llorado
andamos descalzos
pálidos
de vergüenza
morados
de vergüenza
rojos
de callar
el coraje
la traición
la complicidad de tirios y troyanos,
la mentira
|
con los zapatos rotos
sin bandera
con el alma hecha pedazos
con la corbata de la muerte al cuello
|
lloviendo hasta el cansancio
mirando lejos
caminando con brújula loca
riéndonos de pronto
callándonos de pronto
triste de cebolla.
|
Del libro: Música Sabida.
|