Cada cual en la reunión
según su gusto y costumbres,
manifestó su opinión
acerca de las legumbres:
—A mi me gusta el pepino.
—Yo prefiero los chayotes.
Otro dijo: pues yo opino
que mejor son los camotes.
A la solterona Luisa
el turno tocóle al cabo,
y dijo muerta de risa:
Yo suspiro por el nabo!