¡Oh Pursop -madre mía de los cielos!
Diosa madre de mis cantos,
recorramos hoy las peñas
de los mares y los suelos.
Aún recuerdo aquella
noche de diciembre fría,
con el frío que nací,
con el hambre que viví,
solo y sin estrellas.
Yo nací
para cantar
la angustia
de mi pueblo
junto al pan sin harina,
al plato sin sopa,
en callejones solitarios
del jardín aromático del pueblo.
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Por eso
yo canto
al indio obrero,
al que vi
llorar
su pena larga,
al campesino indígena
y su perdido solar.
Hoy los veo
cual secas ramas
podrirse
junto
a los cocoteros,
y en antropófagas barracas
del robado
"Canal Zone".
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